Festival Jardins de Pedralbes, 11 de Junio de 2016.

Tras cuatro años de silencio, éste era sin duda el concierto más esperado con el que contaba el Festival de Pedralbes. Así lo demostraba el cartel de “entradas agotadas”, colgado desde hacía semanas.

The Cranberries abrían la noche al ritmo de Analyse. Ataviada con una blusa de lentejuelas, falda vaquera y zapatillas cubiertas de tachuelas brillantes, Dolores O’Riordan lucía resplandeciente, aunque era el brillo de sus ojos y su sonrisa el que más destacaba. No tardaba ni un minuto en acercarse para saludar a sus fans griegas, demostrando que su calidad humana va mucho más allá del protocolo. Siguió Animal Instinct, o la expresión del amor más puro, donde Dolores volvió a hacer gala de esa sensibilidad de la que hablan sus letras para saludar, esta vez, a una de las administradoras de Dolores O’Riordan Spain.

No faltaron los clásicos como Wanted, que han formado parte de nuestra vida y que hicieron las delicias de los seguidores más tradicionales. La gente balanceaba sus brazos mientras escuchaba baladas como Linger o When you’re gone hasta que la guitarra acústica de Noel en Just My Imagination hizo que saltaran de sus asientos.

La banda estaba entregada y feliz, se percibía la compenetración y complicidad entre los integrantes cuando cruzaban miradas, sonrisas e incluso algún comentario gracioso.

La distintiva voz de Dolores sigue manteniendo esa fuerza que la caracteriza, adaptándose a las necesidades de cada canción: desgarrada en Zombie, casi susurrando en Dreaming My Dreams o a los “Celtic yodels” de Desperate Andy. Noel disfrutó como un crío, derrochando pasión por su trabajo, Mike mostraba su tímida sonrisa y Fergal llegó hasta a romper un parche. Mención especial también merece la corista Johanna Cranitch, que estuvo correctísima, muy profesional a la hora de sincronizar los coros.

El concierto continuó con algunos grandes éxitos y un par de temas de su último álbum de estudio,“Roses”: Conduct, una preciosa balada en la que los hermanos Hogan improvisaron una intro, y Schizophrenic Playboys, un tema rockero con aires noventeros. La locura se desató en Salvation, que hizo al público saltar de la silla – literalmente – en pleno éxtasis para brincar a ritmo del desenfreno de sus enérgicos riffs. Finalmente, el clásico Zombie, que les catapultaría al éxito internacional en los 90, hizo vibrar el auditorio, que enloquecía coreando el estribillo.

The Cranberries reaparecían en el escenario para interpretar Empty. Algunos esperaban el famoso cambio de vestuario de Dolores, pero esta vez ese cambio vino de la mano de Fergal, que se volvió a poner la camiseta (que se había quitado unos temas antes) justo al llegar a los bongos. Después, vino la tierna balada “You And Me”. Finalmente, la energía y conexión con el público volvió a hacerse patente con Promises y Dreams, la canción de los sueños: Dolores recibió el cariño de sus seguidores, que la obsequiaron con flores, pancartas y narcisos de papel, mientras ella les saludaba de nuevo.

The Cranberries cerraban así una noche que quedará marcada a fuego para todos los que tuvimos el placer de asistir a tal derroche de pasión por la música y entrega hacia su público. Una noche mágica, porque The Cranberries, realmente, hacen magia. Aunque sea pronto para saberlo, puede que la puerta hacia un regreso y futuro nuevo álbum esté abierta; es más, puede que nunca haya estado cerrada. Mientras tanto, nosotros seguiremos soñando nuestros sueños con ellos.